martes, 20 de octubre de 2015

La expedición a Zol´Jarin: I

Entró en la taberna y se coló entre el gentío para llegar a la barra. Pidió una jarra de cerveza y se giró hacia las personas que abarrotaban la sala. Su contacto debía de estar allí, esperando, una chica bajita para ser semielfa y también joven, con el pelo liso y rubio y muy guapa según le había dicho aquel pícaro estaliano y el otro hechicero del Sueño del Alba. Echó un vistazo mientras pegaba un trago. De momento nada, había marineros de todo tipo y prostitutas. Echó otro trago y en ese momento le pareció ver a quién estaba buscando, cogió la jarra y la observó. La chica estaba sola y era tal como le habían dicho: tendría unos veinticinco años humanos, nada comparado con su más de siglo y medio, una cría; una media melena rubia le caía por los hombros y un flequillo hacía un lado le tapaba parte de su ojo izquierdo. Sus ojos almendrados castaños le cautivaron, tenía una mirada intensa y se apreciaba dolor en ella, normal con su historia pensó. Vestía una camisa blanca y unos pantalones de cuero con botas altas,llevaba una faltriquera y una espada a un lado y en su mano derecha llevaba un extraño guantelete con algunas gemas engarzadas.Tenía que ser ella a sí que se acercó y se sentó sin decir nada y preguntó: -¿De Winterville?-. Ella le miró con una sonrisilla contestando :-Depende de quién lo pregunte-. El hombre bebió y contestó:-Raeghar Velaryon, aunque creo que en este país soy mas conocido como el Impío-. Ella se recogió un mechón de su rubia melena y comentó con una mirada interesante:-Ah sí, eres el que tienes a tres capitanes comiendo de la palma de su mano porque les ha dicho que les podrá conseguir el tesoro de la pirámide de Zol´Jarin. Pues vas listo, nadie a vuelto vivo de allí-.Ella se recostó en la silla pero Raeghar se puso serio:- Sé que tú has ido y has vuelto, Elariel De Winterville-. Ella se puso blanca pero continuó:- Lo sé todo sobre ti.Naciste aquí en Humgard y que los trolls atacaron tu aldea y mataron a tu familia y te las apañaste de alguna forma para llegar al continente y allí fuiste al Kirin Tor pues sabes manejar los vientos de la magia; te graduaste en historia y en magia de combate y pasaste un año en el ejercito de Ashberod pero desertaste pues no era lo tuyo y volviste aquí, ya que estás en busca y captura, y porque buscas venganza contra los trolls y tu última expedición no fue muy bien. A sí que, te ofrezco que te unas a nosotros y nos ayudes a llegar hasta allí y nos encargaremos de esos trolls, si te parece bien-. Elariel se puso tensa pero contestó:-¿Cómo sabes todo eso?-.Susurró asustada:-Nadie aquí sabe quién soy y si se enteran de mi recompensa no dudarán en mandarme de vuelta-.No era mas que una niña se fijó Raeghar, a lo que a sus ojos respectaba: -Eh, chica, tranquila no pretendía asustarte. Solo hacía mi trabajo de saber con quien iba a reunirme y si eras de fiar. A mí también me buscan, puedes confiar en mí y responderé por ti ante los piratas. Además quiénes me han recomendado tu ayuda son Jerod Morgred, antiguo compañero en la Academia de Hechiceria; y Alexander Guerneus, con el que al parecer cometisteis algún trabajo juntos. Ahora están bajo las órdenes del capitán Doravid Benneth, pero él sabe acerca de tu recompensa y me ha prometido no entregarte si le llevas hasta los tesoros-. Pareció tranquilizarse y volvió a soltar otra de sus sonrisas:- ¿Y tú? ¿Por qué quieres ir? ¿Tal vez, a recuperar cierto bastón antiquísimo de un sacerdote vudú?-. Ahora Raeghar se sorprendió y casi se atragantó con la cerveza: -¿Creías que me tenías a tu merced, ex-paladín?, yo también hago mi trabajo-.Soltó una carcajada mirando al ex-paladín: -Está bien, pero yo no sé llegar, fui con una montaraz y su acompañante que fueron quienes me salvaron el cuello. Contactaré con ella y te haré saber cuando estaría dispuesta a reunirse para conocer los detalles de la empresa-.Soltó un suspiro y miró seria a Raeghar:-Y espero que no me la estés jugando porque si no te haré trocitos, ya sabes como me las gasto ¿no?-. Raeghar satisfecho y sonriendo dejó dos monedas en la mesa:- A esta invito yo y gracias por unirte-.Cogió las monedas y se las tiró quien las cogió al vuelo:-Me lo puedo permitir. Vete, ya te avisaré-.le lanzó otra de sus sonrisas. Raeghar se levantó y salió de la taberna no sin antes echar una última mirada a la muchacha. En la calle se ajustó el jubón y las armas y se dirigió al Sueño del Alba.